«Parado en la esquina, a unos pasos de su casa, la música salsa que sonaba de fondo se distorsionó en su cabeza cuando enfrente suyo vio el revolver apuntándole. Solo pensó en correr. Salvarse. La bala atravesó su muslo derecho y pasó al izquierdo para quedarse por siempre».
Compartimos con ustedes la crónica escrita por Margarita Rosa Silva y publicada en el diario El País.