Rumbo Joven es un modelo de inserción laboral aprobado internacionalmente y adaptado a Cali, específicamente a la comuna 21, una de las más violentas y problemáticas de esa ciudad. El programa piloto se inició con 150 jóvenes, de los cuales 95 se graduaron y el 86 % de ellos ya tuvieron su primera experiencia laboral.
Los jóvenes, de entre 18 y 25 años en situación de vulnerabilidad, ubicados en el barrio Portrero grande, recibieron formación en competencias blandas, competencias técnicas y relacionamiento con el sector empresarial.
El pasado 19 de agosto, en el Tecnocentro Cultural Somos Pacífico de Potrero Grande se llevó a cabo la clausura del programa. Allí, 95 jóvenes recibieron su certificación en una sencilla pero emotiva ceremonia.
“Los jóvenes seleccionados recibieron una formación en habilidades para la vida, liderazgo, participación y oportunidades. Así mismo, tomaron un diplomado en Logística con dos énfasis: logística en los centros de distribución y logística de eventos. Este proyecto que finaliza es la transferencia del modelo metodológico de la Fundación SES de Argentina, que fue adaptado y probado para la realidad específica de Cali en la zona de intervención”, afirmó Viviana Echeverri, vocera del proyecto.
“Posterior a su formación, los jóvenes tuvieron su primera experiencia laboral gracias al apoyo y la confianza de 27 empresas que creyeron en el proyecto y el objetivo de este”, agregó.
Un propósito importante de este proyecto es desestigmatizar a este deprimido sector y a su población joven, que con iniciativas como esta busca abrirse oportunidades en el campo laboral a mediano y a largo plazo.
Los reconocimientos no sólo han sido locales. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha seleccionado este proyecto como uno de los proyectos de mostrar por las posibilidades y el impacto social que generan en los beneficiados y sus familias, ofreciéndoles un horizonte de posibilidades de desarrollo más amplio.
Cindy Johana Villalba, de 24 años, beneficiaria del proyecto, se refiere a él como “una oportunidad para capacitarse y obtener competencias para la vida laboral. Yo como mamá de un bebé veo que ahora puedo presentarme mejor a las entrevistas y hablar de manera correcta sobre mis aspiraciones. El proyecto me forma para trabajar, pero también como persona, y me han dado capacitación complementaria en distintas áreas que me permiten aspirar a trabajar en una empresa”.
El proyecto contó con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo y la Fundación Tinker. La Fundación SES (Sustentabilidad, Educación y Solidaridad) de Argentina aportó el modelo pedagógico.
“Ahora el reto es que al menos 240 jóvenes puedan ingresar a organizaciones a trabajar porque este proyecto ahora es un programa permanente que beneficiará a más jóvenes de Potrero Grande”, precisó Viviana Echeverri, directora ejecutiva de la Fundación Alvaralice.