El 21 de noviembre cerca de 200,000 colombianos se unieron al paro nacional y marcharon desde diferentes ciudades para mostrar su descontento con el gobierno nacional. Sin duda esta manifestación pública significa para el gobierno una gran oportunidad para escuchar a la población, tomar nota y ajustar políticas públicas para mayor beneficio de todos. Por un buen rato las marchas avanzaron de manera pacífica mientras la ciudadanía reiteraba su llamado al diálogo nacional. Sin embargo, unos pocos se encargaron de desdibujar el panorama, cuando iniciaron actos de vandalismo indiscriminado que los alejó por completo de la manifestación pacífica convirtiéndolos en violentos sin propósito. La mayoría de ellos han sido identificados como jóvenes y una de las ciudades más afectadas por sus actos fue Cali.
La juventud de Cali afronta innumerables barreras que le impiden progresar de manera más acelerada. Y es que entre todas las dificultades lo peor que nos puede pasar como sociedad es caer en el circulo vicioso del negativismo, pues nos convertimos en entes pasivos y carentes de imaginación y energía, y es ahí cuando nos estancamos. Aquí es cuando debemos ser guardianes del optimismo y no perderlo, en especial, en medio de la dificultad. No es tarea fácil.
Por eso hoy quiero resaltar el esfuerzo y los resultados que se logran cuando aún en medio de la adversidad se avanza con positivismo y en equipo. Y es que desde el 2003 la Fundación Alvaralice ha sido una optimista inquebrantable. Su trabajo por el empoderamiento de la población vulnerable de Cali y en especial de los jóvenes de la ciudad son un motivo de orgullo para los caleños y un ejemplo vivo de que cuando nos unimos somos capaces de alcanzar logros inimaginables.
Con proyectos de generación de empleo, prevención de la violencia, arte, cultura, tecnología y construcción de paz, la Fundación ha demostrado que los problemas sociales también pueden verse como oportunidades.
En el año 2013 la Fundación Alvaralice impulsó la construcción del Tecnocentro Cultural Somos Pacífico en el barrio Potrero Grande, uno de los más violentos del Distrito de Aguablanca. Gracias a recursos del sector público, privado y la cooperación internacional, Somos Pacífico lleva 6 años operando y ha beneficiado a más de 6000 jóvenes en: bilingüismo, artes plásticas, danza, robótica y música entre otras actividades que promueven el buen uso del tiempo libre, el trabajo en equipo y el desarrollo personal de los jóvenes contribuyendo a romper paradigmas y estereotipos sobre la población, así como a que se mantengan alejados de las drogas y la violencia.
Por otro lado, frente a los altos índices de desempleo en jóvenes de la ciudad, la Fundación lidera un programa llamado ‘Rumbo Joven’ mediante el cual articula formación en competencias laborales y en habilidades para la vida con la vinculación laboral, contribuyendo así a la generación de ingresos y la desestigmatización de la población. Gracias a las alianzas con las que el programa cuenta podemos formar a los jóvenes y trabajar de la mano con el sector privado encargado de emplearlos, demostrando una vez más que solo en equipo se obtienen grandes resultados. Hoy son más de 1000 jóvenes formados, 10% de deserción y el 65% de ellos colocados desde el año 2014.
A pesar de que por años el Distrito de Aguablanca ha representado uno de los sectores más peligrosos de la ciudad, desde la Fundación hemos tenido un especial interés en contribuir a la paz, pues estamos convencidos que la misma comunidad puede ayudar a cambiar contextos y a romper barreras. Por eso desde el año 2017 tenemos el proyecto ‘Cure Violence’, llamado localmente ‘Abriendo Caminos’, el cual implementamos con socios nacionales e internacionales formando hombres y mujeres de la comunidad como negociadores de paz y empoderarlos para que ellos mismos puedan surtir las diferencias dentro de su comunidad evitando la violencia.
Desde la Fundación Alvaralice junto con las comunidades, socios y colaboradores hemos visto los problemas de la cuidad como oportunidades para generar cambios. Nos mueve Cali, nos mueve su gente, alegre, optimista y determinada a salir adelante, por eso seguirán contando con nuestro trabajo incondicional. Estamos convencidos que Cali es la sucursal de cielo.
Columna de opinión de Laura Ulloa González, Miembro Consejo Directivo de la Fundación Alvaralice. Publicada el 1 de diciembre de 2019 en la sección A13 del Diario El País.