Por: Álvaro José Pretel Meneses y Andrea Morales
La seguridad es un aspecto fundamental para todas las personas. Poder transitar tranquilos por las calles, sin temor a que hurten nuestras pertenencias o que nuestra vida esté en riesgo garantiza una mejor calidad de vida y genera mayor tranquilidad para todos, atrayendo mayor desarrollo económico y social. Sin embargo, en Colombia, más exactamente en Cali, desde hace muchos años no hemos podido disfrutar esto. La inseguridad se ha tomado la ciudad. Atrás han quedado las épocas en que hablar de una muerte violenta era poco común, y se ha normalizado, cual paisaje, una realidad violenta que nos envuelve. Por ejemplo, hoy en día con una tasa de homicidios de 56.6, Cali duplica los homicidios del promedio nacional[1]. Además, con un promedio de 75 hurtos al día[2], es una de las ciudades colombianas que más sufre este flagelo.
Ante la crisis de seguridad que experimentamos son múltiples las soluciones de política pública que se han generado desde diversos sectores para superarlas. Algunas buscan fortalecer las capacidades de los organismos de seguridad y justicia y la fuerza pública, para que cuenten con más recursos que les permitan enfrentar a los delincuentes y desarticular estructuras criminales. Otras, se enfocan más en lo social, buscando generar mayores oportunidades que alejen a los jóvenes de la delincuencia y los lleve por una vida enmarcada en la legalidad. Sin embargo, reconociendo que estas estrategias son necesarias y en muchos casos eficientes, hay otra alternativa mucho más costo-eficiente, que si bien es poco conocida ha desarrollado un trabajo silencioso con importantes resultados de disminución de violencia en diferentes barrios de la ciudad.
Abriendo Caminos, un programada de salud comunitaria y prevención de violencia implementado por la Fundación Alvaralice desde el año 2017, ha permitido a través de la promoción de métodos alternativos de resolución de conflictos, disminuir los índices de violencia y generar cambios en las normas, actitudes y comportamientos ciudadanos de cientos de jóvenes de diferentes barrios de Cali con alta vulnerabilidad delictiva y económica.
Basado en estrategias de mediación comunitaria, el programa incide en el desescalamiento de conflictos asociados a la convivencia, a través del dialogo entre las partes involucradas, permitiendo acercar posturas, admitir errores, comprender al otro e incluso generar amistades, sin necesidad de acudir a métodos de justicia convencional. Sus beneficios son muy importantes. Además de disminuir las expresiones de violencia, salvaguardar la vida y la propiedad de las personas de los barrios que impacta, genera lazos entre las comunidades, los cuales permiten fomentar dispositivos de seguridad más sólidos en los barrios, uniendo a los vecinos frente a amenazas y activando mecanismos de autoprotección ante hechos como el reclutamiento forzado por parte de estructuras criminales, la violencia intrafamiliar, la extorsión, entre otros delitos.
Para lograr su éxito, la base de Abriendo Caminos ha sido generar un acercamiento con las voces más rezagadas y menos escuchadas de la ciudad, promoviendo la humanización de sus historias y un enfoque más individual, basado en la observación, la creación de vínculos y el relacionamiento entre los jóvenes y los interruptores, como se llaman las personas encargadas de liderar la mediación. De esta manera, el programa permite reconstruir las historias de vida de jóvenes en entornos de alta riesgo de violencia, evidenciando que son víctimas del conflicto y que sus crónicas son consecuencias de una multiplicidad de fenómenos como la falta de oportunidades educativas y laborales, la poca inversión social, los altos índices de embarazos adolescentes, la pobreza multidimensional, la exclusión, el abandono estatal, el desplazamiento forzado y el sufrimiento de diferentes tipos de violencia en el pasado (psicológica, familiar y sexual). Entender la realidad social de estas personas, permite vislumbrar que no todos tuvimos el mismo tipo de oportunidades, y que, por tanto, es necesario desarrollar un enfoque más humano y digno para resolver las conflictividades que nos acojan.
Así, Abriendo Caminos, se ha constituido como caso de éxito digno de replicar en más barrios de la ciudad y el país, con resultados positivos en la reducción de la violencia y la cohesión de las comunidades. Es importante que este tipo de iniciativas se consolide en el tiempo, ampliando su alcance a más sectores y poblaciones. Además, complementarlo con otras iniciativas de formación de proyecto de vida, promoción de un buen uso de tiempo libre, así como generación de oportunidades y formación para el trabajo, para que sus beneficiarios no solo cuenten con capacidades para resolver conflictos, sino que se alejen de la violencia y promuevan mejoras y avances sociales para ellos y sus familias.
[1] Cifras 2021, tomadas de SIEDCO de la Policía Nacional.
[2] Cifras 2021 tomadas de SIEDCO de la Policía Nacional