Por: María Eugenia Garcés
Presidenta del Consejo Directivo de la Fundación Alvaralice
Cerramos este 2021 con sentimientos encontrados. Por una parte, ha sido un periodo difícil para el país y, en especial, para la ciudad de Cali. El COVID- 19 ha tenido un impacto desproporcionado sobre las familias más pobres. Niños y niñas se han retrasado en sus estudios, familias han perdido fuentes de ingresos y muchos jóvenes han salido a buscar trabajo en un mercado laboral debilitado y competido. El vandalismo y los bloqueos que enfrentó Cali frenaron la recuperación económica y dispararon la violencia. Por otra parte, en este contexto difícil, la Fundación Alvaralice ha podido ampliar sus programas y lograr resultados importantes que han ayudado a que muchas personas puedan encontrar oportunidades para mejorar sus condiciones de vida.
Con Rumbo Joven, por ejemplo, logramos que más de 150 jóvenes de barrios excluidos enfocaran sus planes de vida y adquirieran las habilidades que se requieren para vincularse a empleos formales. Entre ellos, casi 100 se han vinculado a empleos formales y muchos de quienes se graduaron a final del año están en el proceso de inserción laboral. Estos son algunos de los mejores resultados que el programa Rumbo Joven ha tenido desde su inicio, justo cuando los jóvenes están pidiendo más oportunidades y en un momento difícil para la economía. En el 2022 esperamos duplicar el número de personas que participan en Rumbo Joven, llegando a 300 participantes.
Abriendo Caminos, por su parte, fue una respuesta al incremento en los niveles de violencia que se vieron en la región. Del piloto que veníamos implementando en dos barrios de Cali saltamos a trabajar en 50 zonas en Cali, Palmira y Buenaventura. Casi 100 personas que viven en estos sectores han sido entrenadas como interruptores de violencia y hoy están mediando y conteniendo conflictos para que estos no se vuelvan violentos y así evitar desenlaces trágicos que perpetúan los ciclos de violencia. Cientos de jóvenes están recibiendo apoyo para transformar sus vidas y encontrar oportunidades por fuera de la ilegalidad.
Recibimos casi cien aplicaciones para el premio cívico que en esta edición entregará veinte premios de 10 millones de pesos cada uno para fortalecer iniciativas comunitarias que están aportando al bienestar de sus comunidades.
El Tecnocentro Somos Pacífico estuvo abierto todo el año y aumentó su número de usuarios, en un momento en que colegios, centros infantiles y otros espacios comunitarios permanecían cerrados. Con sus programas, miles de niños, jóvenes y adultos encontraron un espacio seguro en donde pudieron aprovechar el tiempo libre producto del cierre de otras instituciones y continuar su proceso de aprendizaje en las artes.
Todo esto ha sido posible gracias al espíritu de colaboración y trabajo conjunto que emergió en los días que siguieron al estallido social. La iniciativa Compromiso Valle y todos quienes la componen se han convertido en el aliado más importante para poder aportar a generar oportunidades y paz en un momento sumamente retador. Por esta razón, a pesar de estar terminando un año difícil, somos optimistas y reafirmamos nuestro compromiso a seguir aportando ideas y recursos para construir de forma conjunta una mejor ciudad y un país con oportunidades y paz.